Cada vez es más frecuente, por desgracia, encontrarnos, al ir a recoger el coche, que éste tiene una serie de daños como abolladuras, rallazos… y no hay ninguna nota del posible responsable de los mismos.
Cada vez es más frecuente, por desgracia, encontrarnos, al ir a recoger el coche, que éste tiene una serie de daños como abolladuras, rallazos… y no hay ninguna nota del posible responsable de los mismos.
El entorno en el que nos movemos, donde la palabra crisis genera incertidumbre, está motivando que la política de ahorro familiar conlleve recortes en conceptos que se consideran no ser importantes. Este es el caso del seguro del hogar.
Este invierno caracterizado por la gran cantidad de lluvia, viento y nieve, se han generado muchas consultas sobre las coberturas de los seguros de hogar o comunidad.
Los siniestros generados por fenómenos atmosféricos, como la lluvia y el viento, han aumentado considerablemente. Según los estudios de las aseguradoras, el cambio climático ha producido alteraciones y fenómenos no esperados con graves consecuencias.
Muchas veces habremos oído esa frase y la mayoría de las ocasiones en la que ha sucedido, con mayor o menor fatiga, al final aparecen. Pero no siempre es así, y no encontrar las llaves del coche es más común de lo que pensamos.
Al asegurar nuestra vivienda o local, la aseguradora nos fija una prima de acuerdo con los valores de continente y contenido declarados. Si no se modificasen estos valores quedarían obsoletos, y a la hora de indemnizar en caso de siniestro, las compañías abonan de acuerdo con esos valores. Esto se evita mediante la cláusula de revalorización de capitales.