Cada póliza de seguro de coche, independientemente de su tipo, depende en cierta medida de los factores en que se contrate, pudiendo variar mucho dependiendo de los factores personales del tomador, las características del vehículo y las coberturas del seguro.
Antes que nada, hay que tener en cuenta que, aunque no se utilice el coche se necesita tener, obligatoriamente, contratado, como mínimo, el seguro obligatorio cuya no contratación ahora puede ser fácilmente detectable mediante el cruce de datos de la Dirección General de Tráfico y de los seguros mediante el fichero FIVA (Fichero Informatizado de Vehículos Asegurados).
En relación con los factores, referidos al tomador del seguro y/o conductor del mismo, es muy importante resaltar que las aseguradoras fijan las primas según la edad y tiempo de carné del mismo, hecho que se convierte en fundamental si se produce un siniestro con agravación del riego, es decir, el coche conducido por una persona que no reúne las condiciones firmadas en el contrato. En este caso pudiéramos encontrarnos con la aplicación de la regla proporcional y la reducción correspondiente del pago de la indemnización. Otro elemento personal importante es el de la siniestralidad del conductor ya que las aseguradoras poseen una base de datos donde figuran aquellos siniestros con terceros en los que haya responsabilidad, es decir, hayamos sido culpables. Por último, el lugar de residencia también influye en la prima del seguro pues dependiendo de la orografía del domicilio de circulación o de la densidad del tráfico la prima puede variar.
Respecto a las características del vehículo, cuanto más te haya costado el coche, mayor será el precio del seguro del vehículo, ya que la aseguradora corre mayor riesgo cubriendo este vehículo. Al valorar el tipo de vehículo que va a ser asegurado se tienen en cuenta factores como su valor, los costes de reparación, la potencia máxima o si se considera un robo deseable. Asimismo, el uso que le damos al vehículo también afecta al calcular la póliza del seguro del coche, ya que se puede calcular la frecuencia de uso, entre otras cosas.
Por último, y en relación con las coberturas del seguro, no es lo mismo contratar un seguro a todo riesgo que un tercero ampliado o terceros básico, pues aquí hay que valorar la antigüedad del vehículo, los accesorios, etc, y, sobre todo, las necesidades del asegurado. Hay que buscar el seguro que mejor se adapte a cada asegurado y al coche que conduce evitando situaciones perjudiciales para ellos como puede ser, por ejemplo, tener un coche con muchos años asegurado a todo riesgo.
En definitiva, la dificultad para elegir un seguro es la variedad de ofertas que existen en el mercado por lo que se hace cada vez más necesaria la intervención de profesionales para que la labor de información sea completa. Esa labor de información realizada por verdaderos profesionales, como son los mediadores de seguros, da un valor añadido a la póliza, ya que complementa los servicios de las aseguradoras, a la vez que vigilan sus intereses frente a ellas.
Federico Martínez de la Puente. Abogado Seguros CEA